Es deber del empleador proteger la vida y la salud de los trabajadores, tanto física (por ejemplo, proporcionando elementos de protección como cascos) como psíquicamente (mediante la implementación de protocolos para prevenir el acoso laboral, acoso sexual, violencia de género, etc.). Descuidar estas responsabilidades conlleva riesgos como demandas indemnizatorias, fiscalizaciones con multas cuantiosas, aumento del ausentismo por licencias médicas e incrementos en las tasas de cotización según la ley de accidentes del trabajo.